¿Se quemaron compuestos orgánicos en Marte?
¿Hay o hubo vida en Marte? Esa es una cuestión que ha traído de cabeza a la NASA desde hace bastantes años. Apenas hace un mes desde que salió la noticia de que el Curiosity, el rover que está buscando señales de vida en Marte desde el 2012, había detectado materia orgánica en un antiguo cráter de Marte. Sin embargo, nos enterado de que esto se podría haber conocido hace 41 años.
Os pongo en situación: en 1976 se enviaron dos sondas a Marte, Viking I y Viking II, en busca de algún indicio de vida. Para ello, las sondas realizaron análisis biológicos de la atmósfera y del suelo. En 1977 las sondas regresaron a la Tierra y, tras 3 meses de estudio, la conclusión de la NASA fue que en Marte no había vida.
En 2008 la sonda Phoenix, lanzada un año antes, detectó la presencia de perclorato en Marte. Dicha sustancia se utiliza en la Tierra como combustible de cohetes y fuegos artificiales ya que es explosiva a temperaturas altas. Esto no es así en Marte, donde las frías temperaturas dificultan la explosión de esta sustancia. Pero los hornos de las sondas calentaban las muestras hasta los 500 ℃, por lo que se habrían quemado, eliminando cualquier rastro de vida.
Esto sugiere que los experimentos realizados con las sondas Viking habrían quemado cualquier elemento orgánico. Además, la sonda Phoenix también detectó clorobenceno, que se produce cuando el las moléculas de carbono se queman con el perclorato. Esto es otra evidencia de la existencia de compuestos orgánicos en Marte pero que no fueron detectados.
Además, otros científicos señalan que esas sondas no funcionaron correctamente y por eso no detectaron la presencia de actividad biológica. A propósito de esto, en 2006 el equipo de investigación liderado por el biólogo y químico Rafael Navarro González, demostró que la sensibilidad de una de las sondas era varios órdenes de magnitud más baja de lo que se pensaba, por tanto se reducían las probabilidades de detectar compuestos orgánicos. De hecho, esa misma sonda tampoco encontró ninguna señal de vida en una muestra procedente de la Antártida, cuando análisis posteriores demostraron la existencia de materia orgánica, la cual procede de la actividad biológica de seres vivos.
De nuevo queda claro que la ciencia necesita de revisión constante ya que no sabemos lo que nos queda por descubrir.
Imagen: [NASA/JPL-Caltech/Universidad de Arizona]
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Os pongo en situación: en 1976 se enviaron dos sondas a Marte, Viking I y Viking II, en busca de algún indicio de vida. Para ello, las sondas realizaron análisis biológicos de la atmósfera y del suelo. En 1977 las sondas regresaron a la Tierra y, tras 3 meses de estudio, la conclusión de la NASA fue que en Marte no había vida.
Imagen de una de las sondas Viking utilizadas en los 70
En 2008 la sonda Phoenix, lanzada un año antes, detectó la presencia de perclorato en Marte. Dicha sustancia se utiliza en la Tierra como combustible de cohetes y fuegos artificiales ya que es explosiva a temperaturas altas. Esto no es así en Marte, donde las frías temperaturas dificultan la explosión de esta sustancia. Pero los hornos de las sondas calentaban las muestras hasta los 500 ℃, por lo que se habrían quemado, eliminando cualquier rastro de vida.
Esto sugiere que los experimentos realizados con las sondas Viking habrían quemado cualquier elemento orgánico. Además, la sonda Phoenix también detectó clorobenceno, que se produce cuando el las moléculas de carbono se queman con el perclorato. Esto es otra evidencia de la existencia de compuestos orgánicos en Marte pero que no fueron detectados.
Además, otros científicos señalan que esas sondas no funcionaron correctamente y por eso no detectaron la presencia de actividad biológica. A propósito de esto, en 2006 el equipo de investigación liderado por el biólogo y químico Rafael Navarro González, demostró que la sensibilidad de una de las sondas era varios órdenes de magnitud más baja de lo que se pensaba, por tanto se reducían las probabilidades de detectar compuestos orgánicos. De hecho, esa misma sonda tampoco encontró ninguna señal de vida en una muestra procedente de la Antártida, cuando análisis posteriores demostraron la existencia de materia orgánica, la cual procede de la actividad biológica de seres vivos.
De nuevo queda claro que la ciencia necesita de revisión constante ya que no sabemos lo que nos queda por descubrir.
Imagen: [NASA/JPL-Caltech/Universidad de Arizona]
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