LOS PÁJAROS, DE ALFRED HITCHCOCK
¡Buenas! La película “Los pájaros” de Alfred Hitchcock, de
1963, es muy conocida. Aunque no la hayáis visto, seguro que habréis oído
hablar de ella. La protagonista, interpretada por Tippi Hendren, se dirige a
Bodega Bay donde los pájaros (gaviotas y cuervos) empiezan a comportarse de una
manera extraña y atacan a los habitantes del lugar. ¿Por qué es tan interesante
esta película? Resulta que está inspirada en un hecho real.
Basada en hechos
reales
¿Os imagináis que los pájaros de vuestra ciudad o pueblo
empiecen a actuar de forma rara, que incluso empiecen a estrellarse contra
ventanas, puertas, coches…? Esto fue lo que ocurrió en la bahía de Monterrey,
California, en agosto de 1961. Los
vecinos se despertaron a las 3 de la mañana porque las aves marinas del lugar,
especialmente pardelas sombrías (Puffinus griseus), se estrellaban
contra las casas. Por la mañana, toda la zona estaba cubierta de aves
desorientadas, confundidas y muertas. Algunas de ellas regurgitaron lo que
habían comido, principalmente anchoas.
La razón de este extraño comportamiento no era del todo
clara, algunos zoólogos dijeron que fue a causa de una gran niebla, pero no era
una explicación muy convincente. 50 años más tarde, se desveló la causa de este
incidente.
¿Qué causó el extraño comportamiento de los
pájaros?
Un equipo
dirigido por Sibel Bargu de la Universidad de Louisiana, proporcionó una
explicación más plausible en un artículo publicado en diciembre de 2011 en la
revista Nature Geoscience.
En el
artículo señalan otro hecho similar de muerte masiva de pelícanos pardos (Pelecanus
occidentalis) en 1991, el
cual fue causado por una neurotoxina producida por una diatomea del género Pseudo-nitzschia (un alga
microscópica que forma parte del plancton) llamada ácido domoico, del que
hablaré más adelante.
Los
científicos querían saber si la causa que provocó la muerte de los pelícanos en
1991 era la misma que la que provocó el comportamiento tan extraño de las
pardelas sombrías en 1961.
Para ello, estudiaron muestras recolectadas en
1961 de zooplancton herbívoro (el cual se alimenta de diatomeas y algas) que
fueron el alimento de tortugas marinas y algunos peces y aves.
Como
recordatorio, el zooplancton es un conjunto de animales muy pequeños (se ven al
microscopio óptico) que se encuentra en la superficie de agua salada o dulce, y
del que forma parte de la alimentación de muchos animales acuáticos.
En los intestinos de los animales que se alimentaban de este
zooplancton encontraron que el 79% de las diatomeas eran especies del género Pseudo-nitzschia productoras de la
neurotoxina. Por tanto, los investigadores sugirieron que el ácido domoico se
acumuló en la cadena alimenticia y condujo al envenenamiento de las pardelas
migratorias que se alimentaron de los peces de la región.
Además, se observó que los casos de muerte masiva de aves
han coincidido con las mareas rojas,
es decir, con una alta proliferación de algas productoras de toxinas como es Pseudo-nitzschia. Se denominan mareas
rojas ya que las algas que producen toxinas también producen pigmentos al
hacer la fotosíntesis, tornando el agua de color rojizo, marrón o café.
¿Qué es el ácido
domoico?
El ácido
domoico es una biotoxina marina con una estructura análoga al aminoácido glutamato,
que es un neurotransmisor excitador del cerebro, importante para la memoria y
la cognición. Sin embargo, un exceso de glutamato puede llevar a la muerte de
las neuronas y efectos tóxicos. Por tanto, si el ácido domoico es análogo al
glutamato, su aumento en el sistema nervioso ocasionará síntomas tales como
desorientación, pérdida de memoria, confusión, convulsiones y muerte.
Es una
toxina hidrosoluble y termoestable, es decir, resiste altas temperaturas.
Su nombre
procede del alga roja marina Chondria
armata, que en japonés es llamada domoi.
Se aisló por primera vez en 1958 en Japón.
¿Puede afectar a las
personas?
La respuesta es sí. El primer caso documentado de
intoxicación por ácido domoico fue en 1987 en Canadá. Afectó a más de 100
personas después de la ingesta de mejillones contaminados. La manifestación
clínica predominante fue la amnesia anterógrada, es decir, la incapacidad de
formar nuevos recuerdos, por tanto, se denominó al síndrome “intoxicación amnésica por moluscos”.
Además de los síntomas neurológicos comentados
anteriormente, que aparecen a las 48h de la intoxicación, también aparecen
síntomas gastrointestinales como vómitos, diarrea y dolor abdominal, que
aparecen a las 24h.
Esta toxina se acumula en los moluscos, camarones y
sardinas, que son organismos filtradores que se alimentan del plancton. Los
peces, aves y mamíferos que se alimentan de éstos pueden intoxicarse.
La
enfermedad puede durar de unas semanas a meses y las personas se pueden
recuperar de la intoxicación. Sin embargo, pueden quedar secuelas en la memoria
y aprendizaje, no pudiendo recordar a largo plazo nueva información.
El
tratamiento es sintomático y de soporte, no existen antídotos.
A pesar de
ello, no podemos alterarnos, ya que existe en todo el mundo una vigilancia
intensa del mar y controles de calidad de los alimentos consumidos por los
humanos para detectar toxinas y evitar nuevos brotes.
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