Inteligencia animal

Hola, otra semana más os presentamos otro tema muy interesante como es la inteligencia de los animales y hasta qué punto puede llegar.

Primero vamos a describir qué es la inteligencia: es la facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad. Según su etimología en su origen latino inteligere, está compuesta de intus (entre) y legere (escoger). Por lo que podemos deducir que ser inteligente es saber elegir la mejor opción para resolver un problema. Con esto queremos decir que los animales aprenden a elegir la opción correcta para conseguir su objetivo.

Un poco de historia

Darwin intentó explicar cómo se desarrolló la inteligencia y pensó que debió evolucionar a partir de organismos simples dado que todos los animales se enfrentan a los mismos desafíos de vida es decir, encontrar alimentos, parejas o defenderse de sus enemigos. Para él las lombrices tenían cierta inteligencia pero catalogaron sus observaciones como anecdóticas. Para los investigadores del siglo xx las investigaciones de Darwin no son suficientemente válidas por eso los científicos se esfuerzan por ser más rigurosos que Darwin. Ya en la segunda mitad del siglo XIX aumentó el interés por la cognición animal cuyos primeros estudios fueron sobre el aprendizaje. Estos primeros estudios utilizaron paradigmas del aprendizaje, no por un interés particular por la cognición, sino por un interés por la conducta en general. Sin embargo, los últimos 30 años han sido testigos de un resurgimiento del interés por la cognición y la inteligencia animal.

Cómo vamos a ver ahora había diferentes teorías sobre cómo aprendían los animales y si eran lo bastante inteligentes como se pensaba. Aquí os dejamos 2 ejemplos:

  • Durante la primera guerra mundial, el psicólogo Wolfgang Köhler, junto con su esposa Eva, realizaron una serie de experimentos con chimpancés en la casa amarilla (primer centro de estudios primatológicos) de la isla de Tenerife. En dichos experimentos se enfrentó a estos animales a diversos problemas complejos, el más famoso de los cuales fue colgar un plátano inaccesible ante el chimpancé y dejar varias cajas por su jaula. Inicialmente el chimpancé se mostró aparentemente estúpido, dando saltos para tratar de coger el plátano, aunque tras cierto tiempo de infructuosos ensayos colocó una caja bajo el plátano, se subió en ella y lo alcanzó. Para Köhler la solución se produjo de forma instantánea, por intuición (“insight”), es decir, por la captación repentina de la estructura perceptiva del problema. El aprendizaje por insight pronto se convirtió en un buen candidato para separar a los humanos del resto de las especies.

  • Sin embargo otro investigador llamado Edward Thorndike estudió el aprendizaje en animales (generalmente gatos) pero éste decía que los animales no utilizaban el razonamiento para resolver determinadas situaciones sino que, de una manera más sencilla, encontraban la solución gracias a un aprendizaje de respuestas. Ideó un experimento en el que utilizó cajas de madera en el interior de las cuales situaba, generalmente, un gato hambriento (también utilizó perros) y el animal tenía que aprender qué respuesta era la más adecuada para que se abriera la puerta de la caja y pudiera acceder al plato de comida del exterior que tenía a su vista. En el interior de la caja, el animal se encontraba con diferentes mecanismos como palancas, cuerdas o baldas que, al ser correctamente accionados, permitían la apertura de la caja. Thorndike registraba el tiempo que tardaba el gato en hacer la respuesta correcta y volvía a cerrar al animal dentro de la caja. Este investigador observó que la duración disminuía gradualmente a lo largo de los ensayos sucesivos; así, si en la primera ocasión que el animal se encontraba en la caja tardaba casi diez minutos en poder abrir la puerta, en el ensayo cuarenta lo podían resolver en menos de dos minutos. Fue así como Thorndike propuso la teoría de que los animales aprenden por ensayo y error. Cuando algo funciona satisfactoriamente, el animal establece una asociación entre el comportamiento y el resultado positivo. Esta asociación constituye la base para el comportamiento posterior. Pero cuando el animal comete un error o el resultado que obtiene es negativo, no se forma esta asociación entre el comportamiento y el resultado, por lo que el comportamiento ineficaz es menos probable que se repita.









Ahora os mostramos algunos de los animales más inteligentes y sus curiosidades:

Los pulpos: se dice que es el invertebrado más inteligente que existe. Poseen un gran cerebro, gran capacidad de memoria y de aprendizaje, comparables en su complejidad a las de los vertebrados más avanzados. Son capaces de generar y guardar recuerdos tanto a corto como a largo plazo y pueden aprender nuevas tareas con facilidad. Un caso curioso es el de Frida que vive en el acuario de un zoológico de Múnich, aprendió a abrir las tapas de recipientes que contenían camarones en su interior. Su técnica consistía en presionar su cuerpo contra la tapa mientras sujetaba los lados con las ventosas de sus tentáculos y una vez los tenía sostenidos firmemente, giraba su cuerpo hasta que lograba abrir la tapa. Frida conseguía lograr su objetivo en un lapso de tiempo de entre diez segundos y una hora, según lo apretada que estuviese la tapa. Si bien los pulpos tienen un cuerpo blando, la mayor parte de sus tentáculos son puro músculo y pueden desplegar una gran fuerza física cuando les es necesario. Frida se convirtió en uno de los atractivos más visitados del acuario.


Loro gris africano: ahora os presentamos a  Alex (acrónimo de 'Avian Learning Experiment') un loro gris que  llegó a desarrollar la inteligencia de un niño de cinco años. Podía identificar 50 objetos diferentes, números, colores y formas, y distinguir entre «grande» y «pequeño», «igual» y «diferente». Manejaba un vocabulario propio de 150 palabras. Decía “lo siento” si se equivocaba y pedía “quiero volver” (a la jaula) cuando estaba cansado. En el momento de la despedida, le preguntaba a su amiga y profesora Irene Pepperberg: “¿Vendrás mañana?”. Alex mantenía una conversación intermitente siguiendo el método de «modelo rival», competía con un niño e intentaba ponerse a su nivel. Tanta destreza adquirió que se convirtió en maestro ocasional de otros loros y les reprimía cuando se equivocaban: “¡Puedes hacerlo mejor!”.



Palomas mensajeras: Se ha utilizado en muchos experimentos sobre la inteligencia animal. En un estudio de la Universidad de Lowa han descubierto que estas aves son capaces de categorizar objetos en una operación mental similar a la que efectúan los niños cuando aprenden las palabras. En concreto, las palomas clasificaron 128 fotografías en 16 categorías sencillas: niño, botella, pastel, coche, galleta, perro, pato, pez, flor, sombrero, llave, bolígrafo, teléfono, zapato, árbol y plano. Cuando veían la imagen, las aves tenían que pulsar en uno de dos símbolos al alcance de su pico: uno correspondía al objeto y el otro se generaba al azar por el ordenador entre las 15 clasificaciones restantes. Las aves no solo aprendieron a contestar correctamente, sino que luego aplicaban la destreza para catalogar nuevas fotos.


Los cuervos: Un estudio de la Universidad de Lund (Suecia) muestra que los cuervos presentan una inteligencia similar a la de los chimpancés, a pesar de tener cerebros mucho más pequeños. Esto indica que más que el tamaño del cerebro, la densidad neuronal y la estructura de los cerebros de las aves juegan un papel importante en términos de su inteligencia. En Japón hay muchos cuervos en la ciudad y se ha observado que lanzan las nueces desde el aire para que los coches las rompan al pasar por encima y cuando el tráfico se para por los semáforos, aprovechan y bajan a recoger el fruto. Este comportamiento demuestra que los cuervos han creado una cultura córvida, es decir, aprenden entre sí y se transmiten los conocimientos de unos a otros. Esta manera de actuar con las nueces empezó con los cuervos de un vecindario y ahora es común verla en todos los lugares del país, por ejemplo. También son capaces de diseñar herramientas y de reconocerse a sí mismos con la prueba del espejo que consiste en ponerles una pegatina o hacerles una marca en el cuerpo y ponerlos delante de un espejo, su reacción es mover el cuerpo para vérselas mejor o quitárselas.



Hoy en día se siguen haciendo muchas investigaciones sobre la inteligencia de los animales. Queda mucho por saber y pensamos que los animales son mucho más inteligentes de lo que creemos. Cualquier día sale alguna paloma mensajera o un chimpancé hablando… Quién sabe…

Por último, os dejamos algunos vídeos curiosos sobre lo que son capaces de hacer algunos animales:

Enlaces de interés:








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