ADRENALINA, LA SUSTANCIA DE LA ACTIVACIÓN

ADRENALINA

¿Cómo se descubrió y dónde se produce?

William Bates
La adrenalina fue descubierta por William Bates en 1886 (y reportada en el mismo año en el New York Medical Journal) al analizar las glándulas adrenales (órganos situados justo por encima del riñón con forma de gorro) y observar la secreción de una sustancia hasta entonces desconocida. Y he dicho sustancia y no hormona, ya que hasta 1902 no fue descubierta la primera hormona, la secretina. Fue entonces cuando Bayliss y Starling perforaron el intestino de un perro anestesiado y vieron como se mezclaba el ácido hidroclórico con la comida creando una nueva sustancia, la ya mencionada secretina, de la cual no hablaremos más en esta entrada.


No obstante, la adrenalina descrita por Bates no era adrenalina pura, al igual que les ocurrió a George Oliver y Schafer en 1894, y pocos años más tarde a los científicos que, de manera independiente, dijeron descubrirla, otorgándole nombres como sphygmogenin (1897), epinephrin (1899) o suprarrenin (1900). Fue en 1900 cuando Jakichi Takamine por fin consiguió purificar el extracto cristalino y lo llamó adrenalina, aunque también se conoce como epinefrina.
Glándulas adrenales.
Químicamente, la adrenalina proviene de la tirosina y pertenece al grupo de las monoaminas, unos neurotransmisores que en determinadas situaciones se vierten al torrente sanguíneo. Esta hormona es secretada concretamente en la médula de la glándula suprarrenal (las glándulas suprarrenales se dividen en corteza, la parte más externa, y médula, la más interna), constituyendo una sustancia no indispensable para la vida, hasta el punto de apenas encontrarse en sangre en condiciones normales, pero siendo de mucha ayuda en determinados momentos.



¿Cuáles son sus funciones y en qué momentos se libera?

En general, lo que más se conoce de la adrenalina es que se libera en momentos asociados al peligro o en situaciones de huida, pero vamos a profundizar un poco más en sus funciones:

Vemos como al realizarse vasoconstricción pasa menor cantidad de sangre.
Al contrario sucede con la vasodilatación.
  1. Vasodilatador (regiones internas) y vasoconstrictor (piel). La adrenalina actúa a través de los receptores beta dilatando los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo a excepción de los mas finos y superficiales (no son tan importantes en caso de que puedan romperse), los cuales constriñe (de ahí el aspecto pálido y el quedarnos fríos cuando la tenemos alta). El por qué de esta distinción radica en que cuando está dilatando los vasos sanguíneos más internos, está protegiendo a los órganos vitales de una posible amenaza y, a su vez, disminuye el flujo sanguíneo en la piel, que al estar más expuesta al exterior podría sufrir una hemorragia.
    Un ejemplo importante es que produce la dilatación de nuestras pupilas (a través de los receptores alfa hace que el músculo dilatador del iris se constriña, dilatando la pupila), que se asocia a más entrada de luz y, por tanto, a que veamos mejor lo que ocurre a nuestro alrededor, lo que resulta clave para maximizar la respuesta de huida o alerta (agudiza los sentidos). Lo mismo ocurre con la dilatación de los bronquios pulmonares para permitir un mayor paso de oxígeno que incremente la respiración y aumente el rendimiento del músculo esquelético (para salir corriendo en caso de necesidad).
  2. Moviliza los depósitos de glucógeno. El glucógeno es un glúcido (polisacárido de reserva) que actúa sobre músculo, hígado y tejido adiposo, de tal forma que cuando se secreta constituye una fuente de energía esencial para que el músculo esquelético esté preparado en caso de salir corriendo o tener que luchar. En consecuencia, la concentración de glucosa en sangre aumenta para ser quemada cuando lo necesitemos. 
  3. Aumenta el ritmo cardíaco (taquicardia). Al ser posible que tengamos que realizar acciones intensas o rápidas, cambios de ritmo bruscos etc, aumenta la frecuencia y la fuerza de los latidos/min del corazón, abasteciendo a nuestro cuerpo y en especial a nuestros músculos con más oxígeno para permitirles un mayor esfuerzo.  
  4. Provoca sensación de euforia.
  5. Inhibe el funcionamiento intestinal. Ante una situación de peligro detenemos el movimiento intestinal (el proceso digestivo requiere mucha energía) consiguiendo ahorrar tiempo y energía que necesitarán otros órganos, como pueden ser los músculos esqueléticos. 
Nadie ha visto esta imagen en el documental de la 2 cuando la cebra se da cuenta de que el león quiere zampársela, ¿no? Pues lo mismo ocurre en el ser humano, inhibiéndose el movimiento intestinal. 



Enfermedades relacionadas
  • Ansiedad y estrés. Junto con el cortisol (otra hormona secretada por la corteza suprarrenal) constituyen las hormonas del estrés. Este estrés es el que hace que en situaciones normales, la adrenalina se secrete de forma constante en nuestro organismo, llevando a un estado de permanente activación y a síntomas asociados a la ansiedad, como son: dolores de cabeza, hipertensión, aumento de la temperatura, náuseas (incluso vómitos), temblores, problemas para dormir, agotamiento, falta de concentración, nerviosismo, malestar estomacal, transpiración, mareos e incluso visión borrosa por la alta presión. Aquí os dejo un vídeo de la adrenalina:

  • Feocromocitoma. Es un tumor poco frecuente (2-8 millones de persona al año) que se forma en la médula suprarrenal y que libera cantidades elevadas de adrenalina (catecolaminas) al sistema circulatorio, causando los síntomas típicos de la enfermedad (presión arterial alta, dolor de cabeza, palidez, latidos cardíacos irregulares y fuertes, sudoración excesiva). Su causa es desconocida, aunque se sabe que pueden ser hereditarios (25%).

Usos terapéuticos

Los usos más comunes de la adrenalina son:
  • Paro cardíaco. Es quizá el uso que más inmediatamente se nos viene a la cabeza, y si lo pensamos tiene todo el sentido del mundo. Hemos dicho que la adrenalina al unirse a los receptores beta adrenérgicos es capaz de producir un efecto de activación en el corazón, por tanto reiniciará la frecuencia cardíaca. Y no solo se usa en paros cardíacos sino también cuando se dan alteraciones del ritmo cardíaco, lo que se llama arritmia.
  • Shock anafiláctico. Este uso sí que puede ser más desconocido para aquellos que no tengan en la familia o círculo de amigos alguna persona muy alérgica. En primer lugar, decir que la anafilaxia o shock anafiláctico es una reacción generalizada y exagerada del sistema inmunológico ante una sustancia exógena que no implica peligro alguno para nuestro organismo, pero que nuestro cuerpo sí que la considera una amenaza (constituye un antígeno). Esta respuesta desproporcionada ante un fármaco, comida, determinada proteína etc, hace que se ponga en riesgo la vida del individuo ya que uno de los aparatos afectados es el respiratorio. Por ello, inmediatamente tras la aparición de los síntomas (hinchazón de labios, falta de aire, calor, mareo, palpitaciones, desorientación, pérdida de conciencia...), se debe administrar una inyección de adrenalina intramuscular en el muslo (es la vía más rápida) para dilatar la vía aérea y reanimar a la persona.  

  • Anestésico local. En algunos casos se añade a anestésicos como la lidocaína para prolongar la duración de la anestesia gracias a la vasoconstricción (constriñe los vasos sanguíneos) de la adrenalina, que ralentiza la acción del anestésico.
Curiosidades

  • La adrenalina reduce el flujo sanguíneo que va al aparato digestivo (como hemos dicho, lo destina a partes del cuerpo más útiles en una situación de huida) y eso es lo que hace que sintamos "mariposas en el estómago". Los nervios sensoriales de este notan esa falta de riego sanguíneo y, con ello, de aporte de oxígeno y manifiestan su queja de esa manera. Así, cuando vemos a la persona que nos gusta, nuestro cuerpo libera adrenalina causándonos una ausencia de apetito y cosquilleo, lo que también se conoce como "enfermedad del amor".
  • ¿Existe la adicción a la adrenalina? Se dice que la adrenalina es el impulso que se necesita para lanzarse en paracaídas, hacer puenting o escalar. Si bien es cierto que yo no lo llamaría adicción ya que implicaría un síndrome de abstinencia que no existe al dejar de realizar actividades de riesgo, sí que es cierto que la adrenalina puede causar una especie de pseudo-adicción en algunas personas debido a la sensación de euforia que provoca. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, hay una pregunta que surge... ¿por qué no todas las personas practican deportes de riesgo? Pues bien, Hans Selye, el padre del estrés, describió en 1936 el mecanismo del estrés o "Síndrome general de adaptación" (SGA). En él describe un conjunto de reacciones que tienen lugar cuando, por ejemplo, una persona va a hacer puenting:
    • Primera respuesta: eje simpático adrenal. Aquí nuestro cuerpo experimenta las reacciones activadoras que hemos visto anteriormente, aumenta la frecuencia cardíaca, hace llegar más oxigenación a los músculos al aumentar también el ritmo respiratorio etc. Esto hace que nos llenemos de vitalidad y nos resulte muy placentero.
    • Segunda respuesta: eje hipotálamo-hipofisiario adrenal. Tras esa primera respuesta, experimentamos sensaciones antagónicas al secretar también cortisol, la hormona del estrés, la cual paraliza la recuperación y renovación de nuestros tejidos, inhibe el sistema inmunológico etc, como si pusiera a nuestro cuerpo en pausa hasta que pase el peligro. Nos provoca miedo y hace que tengamos memoria emocional, para identificar amenazas futuras que vuelvan a poner nuestra vida en riesgo.

      Esta segunda parte es lo que nos impide realizar deportes de riesgo a la gran mayoría, pero en algunas personas esa sensación de desasosiego queda enmascarada por la adrenalina, hecho que tiene mucho que ver con la genética.
      Además, existen dos tipos de estrés, el positivo (eutrés), que hace afrontemos los retos con confianza, y el negativo (distrés), que nos provoca inseguridad y ansiedad. Cual sea el que aflore en nuestro interior no importa que haga que saltemos o no, pero sí importa que determine nuestra actitud en la vida.

"Algo de estrés es esencial y saludable; la cantidad óptima de estrés es ideal, pero demasiado estrés es dañino". - Hans Selye.


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