"TRASPLANTE" DE RECUERDOS

Aloha!! La teoría actual indica que los recuerdos quedan almacenados en las conexiones sinápticas (contacto que se establece entre dos neuronas). Pero... ¿se podría transferir un recuerdo de un organismo a otro?

Hoy os voy a explicar un estudio realizado en la Universidad de California por Bédécarrats y sus colegas. En él, realizaron experimentos con moluscos marinos para comprobar si los recuerdos se pueden trasplantar de un organismo a otro.

Para ello utilizaron la especie que utilizaron es Apylysia californica (Figura 1). Es un molusco gasterópodo que tiene la particularidad de expulsar tinta a través de un conducto formado por invaginaciones cuando otro animal le toca las palmas. Esta tinta contiene proteínas e hidratos de carbono y además el color púrpura debido a las algas rojas de las que se alimentan. Presentan un sistema nervioso central con capacidad de asociar un estímulo con una respuesta y por tanto pueden ser "entrenadas". De hecho, uno de los investigadores de este estudio comentó que estos organismos presentan muchas ventajas en el sentido de que cuentan con sistemas nerviosos relativamente simples. Debido a todas estas características que presentan, se suelen utilizar en investigaciones relacionadas con la neurobiología. Sin ir más lejos, el premio nobel de Medicina del año 2002 se lo llevó el doctor Eric Kandel por sus aportaciones en el área de la memoria y el aprendizaje en A.californica.


Figura 1: A.californica en situación de estrés.

Durante los ensayos aplicaron pequeñas corrientes eléctricas en la cola de estos organismos, de manera que la retraían en ese mismo instante (como para no hacerlo). Como os he explicado antes, sus neuronas pueden aprender y asociar situaciones, por lo que después de unas cuantas exposiciones a las "chispas", retiraban la cola nada más ver la sonda, incluso sin necesidad de que se realizara el estímulo eléctrico.

A continuación, aislaron ARN de su sistema nervioso y se inyectó en otros organismos de su misma especie que no estuvieran "entrenados". Sorprendentemente, desarrollaron una conducta la misma conducta defensiva, es decir, apartaban la cola ante el más mínimo contacto con la sonda aun cuando no recibían ninguna corriente eléctrica. Se podría decir que estos organismos hicieron suyo el recuerdo de otros.

Los resultados de esta investigación sugieren que el ARN altera la expresión de los genes implicados en la formación y almacenamiento de recuerdos. Sin embargo, la novedad que supone este hallazgo y su posible potencial terapéutico en enfermedades como el alzhéimer, no son suficientes para extrapolarlo su éxito a los seres humanos.



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